Hace mucho tiempo antes del surgimiento
de Homo sapiens, varias especies de homínidos compartían África.
Cada una de ellas tenía unas características que determinarían su éxito o su
fracaso, entre ellas, los hábitos alimenticios. Ahora, un grupo de
investigadores de Francia y Sudáfrica han utilizado el esmalte de los dientes
de tres especies de aquellos homínidos (Paranthropus, Homo y Australopithecus) para conocer su
dieta.
Habitualmente se atribuye a los
ancestros más cercanos a los humanos actuales una dieta variada, y a los Paranthropus,
una dieta completamente vegetariana. Esta es una de las causas que
contribuyeron a la extinción de esta última especie, ya que limitó su capacidad
de adaptación a los cambios medioambientales que se produjeron antiguamente.
Sin embargo, los datos obtenidos por los
investigadores a partir de dientes encontrados en Sudáfrica confirman también
que los Homo tenían una dieta poco variada, aunque en su caso era
carnívora, y por lo visto en los milenios posteriores esta especialización no
le dio malos resultados. Por último, los investigadores observaron que
los Australopithecus tenían una dieta mixta de carne y vegetales.
Sobre el éxito del carnivoro Homo, Vincent Balter, investigador de la
Escuela Normal Superior de Lyon y autor del estudio, explica que “la primera
ventaja de comer carne es que para el desarrollo del cerebro, se requiere
comida de gran calidad”. No obstante, Balter cree también, que “el panorama es
probablemente diferente hace 1,5 millones de años y hace un millón de años. Los
Homo se especializarían en principio en comer carne, pero es
probable que después también comiesen plantas”.
Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio midieron la presencia de
estroncio en el esmalte de los dientes. Observaron una mayor cantidad de este
elemento, lo que indica una dieta vegetariana.
Además, los científicos querían
comprobar si una dieta más estrecha implica también un hábitat más limitado. En
este caso, el artículo indica que no es así para los Homo y
los Paranthropus, sino que se movían por áreas tan amplias como
los Australopithecus. Por lo que, para Balter, la clave es
que Homo y Paranthropus “vivieron juntos en el
mismo lugar y en el mismo momento porque su nicho era diferente. Al no depender
de la misma comida, no había competencia entre ellos”, añade.
Bibliografía:
Nuria Sánchez Romero 4ºB
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