La sabana es un ecosistema que combina características del bosque y del pastizal. Normalmente, las sabanas son zonas de transición entre selvas y semidesiertos. Se encuentran ubicadas en zonas tropicales y subtropicales, sobre todo con climas tropicales secos; aunque en ocasiones también se incluyen ecosistemas templados similares bajo esta denominación. Se encuentran en extensas regiones de África, Asia, Australia y América del Sur.
Una característica propia de este bioma es la alternancia de una estación húmeda y otra seca. La estación seca es muy árida, lo que facilita la propagación de incendios. El fuego agiliza el crecimiento de las hierbas y frena el desarrollo de los árboles.
Los suelos de la sabana son arcillosos e impermeables. Son frecuentemente latosoles ácido y rojizos, como en el bosque pluvial tropical; también pueden haber suelos calcáreos grises a rojizos, especialmente en áreas más secas.
La diversidad de especies arbóreas en las sabanas es muy baja debido a estrictos requerimientos ecológicos pero es bastante alta en cuanto a especies herbáceas.
La diversidad animal es bastante alta, aunque es inferior a la de las áreas tropicales forestadas debido a que hay menos capas de vegetación, lo que a su vez determina que hayan menos ambientes a los que adaptarse. Algunos de los animales que podemos encontrar son los elefantes, las hienas, los aardvarks, las zebras, las girafas y las avestruces, entre otras. Muchos animales emigran en las estaciones de crecimiento vegetal, principalmente mamíferos en África y aves en Australia.
En 1924, el antropólogo Ragmond Dart descubrió un pequeño cráneo petrificado en Taung, Sudáfrica. Declaró que pertenecía a un antepasado del hombre actual, y lo llamó Australopithecus. Hallazgos posteriores sobre restos fósiles permitieron afirmar que el hombre se originó en la sabana.
BIBLIOGRAFÍA:
Marina Andreo Vidal
4ºA
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